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Hay zonas en nuestro cuerpo que acumulan más grasa que otras. A veces, reducir el sobrepeso en general las soluciona, pero para otros muchos no es un problema de exceso de kilos, si no de grasa rebelde.
La grasa localizada es aquel depósito o acumulación de células grasas o adipositos en una zona determinada de del contorno corporal provocando un consecuente aumento local de volumen y una pérdida de la armonía. Se caracterizan por ser resistentes a dietas rigurosas y a los programas de actividad física. No dependen del grado de obesidad, ya que pueden presentarse en personas delgadas.
Las localizaciones más habituales son el abdomen, las caderas, los glúteos, los muslos, la cara interna de la rodilla, la papada, los brazos, la pantorrilla y los tobillos, la espalda y la región cérvico-dorsal.
La grasa localizada más visible es la central, depositada a nivel de abdomen y flancos. Es la denominada disposición manzana. Este tipo de grasa está más relacionada con alteraciones de la salud, como hipertensión, diabetes o mayor riesgo cardiovascular. También nos encontramos frente a la periférica, dónde la grasa se deposita en caderas y glúteos. Es la llamada forma de pera. Se puede asociar a la celulitis.
Con el edad, la distribución de la grasa va cambiando. El aumento del tejido graso puede ocurrir por aumento del volumen o aumento del número de las células grasas. Ambos mecanismos puedes estar influenciados por factores genéticos, hormonales o alimentarios.
CAUSAS
Existen múltiples factores que puedes predisponer al acúmulo de grasa localizada, de manera aislada o asociada a sobrepeso y obesidad:
– Factores hereditarios. La herencia puede predisponer al desarrollo de depósitos grasos en la región femoro-glútea, en el abdomen y tronco o en las extremidades inferiores.
– Factores genéticos. El sexo masculino predispone al depósito de grasa a nivel central o abdominal y a un mayor riesgo de padecer alteraciones cardiovasculares asociadas. También existe una serie de síndromes raros que puedes afectar a la disposición del tejido graso, facilitando la formación de lipomas o de depósitos grasos de difícil tratamiento.
– Factores adquiridos. Incluyen principalmente los factores alimentarios, relacionados con la ingesta y con las diferentes formas de sobrepeso; factores endocrinos, como la tiroides así como sedentarismo o hábitos de vida.
TRATAMIENTO
Hábitos alimenticios. Cambio en la forma de alimentarse. Dependiendo de la edad, sexo y actividad física se debe
alimentarse de una forma eficiente.
Ejercicio. Siempre debe pautarse el ejercicio individual según la edad y las condiciones físicas de la persona.
Mesoterapia. Se acción a nivel local permite el tratamiento de las adiposidades localizadas mediante la administración de sustancias con efecto lipolítico.
Carboxiterapia. Administración subcutánea de dióxido de carbono, gas incoloro e inodoro que se difunde rápidamente por los tejidos. Buenos resultados con esta técnica.
Técnicas de Intralipoterapia (Aqualyx). Infiltración en el espesor del panículo adiposo de sustancias capaces de lesionar los adipositos.
Cavitación. Fenómeno hidropodinámico que se produce en un líquido al formarse burbujas de vapor o de gas por acción de ultrasonidos de baja frecuencia. Aplicado al tejido graso junto con la técnica de hidrolipoclasia facilita la lesión del tejido graso tratado.
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